En el cuadragésimo primer milenio la humanidad ha extendido su raza y su gloria a través de un millón de mundos de extremo a extremo de la Galaxia. Eso no significa que la raza humana no haya encontrado problemas en su proceso de expansión, de hecho incluso su misma existencia ha sido cuestionada. Los descendientes del Planeta Tierra están en permanente batalla con sus enemigos, que anhelan su destrucción. Entre los enemigos del hombre se encuentran los salvajes Orkos -siempre sedientos de sangre-, las traicioneras fuerzas del Caos, y los poderosos y misteriosos Eldars. Las vidas de billones de hombres, e incluso la supervivencia de la humanidad dependen de la protección del Amo de los Hombres, el Emperador de la humanidad, y de sus letales Marines Espaciales, guerreros leales al emperador y genéticamente perfectos.

Hace diez mil años, el Emperador ascendió al Trono Dorado de Terra. Aunque era humano, el Emperador tenía unas dotes psíquicas extraordinarias y utilizó su inigualable poder para unir a los millones y millones de personas dispersos por incontables planetas, creando así el Imperio. Hoy en día, la voluntad de hierro del Emperador sigue gobernando el Imperio desde el Trono Dorado, cuya extraña maquinaria dadora de vida encierra su cadáver viviente.

El Señor Inmortal de la Humanidad, el Emperador, ya no es solo un hombre. Ahora es un dios adorado por millones de personas en toda la Galaxia. Mientras los enemigos del hombre siembran muerte y destrucción sobre los planetas condenados de la humanidad, los súbditos del Imperio rezan a su Emperador y le suplican su protección. Quien responde a estas oraciones es la Guardia Imperial, los leales soldados del Emperador que forman la columna dorsal del ejército de la Humanidad, y los Marines Espaciales, los soldados de élite del emperador, feroces, implacables y heroicos. La Guardia Imperial y los Marines Espaciales representan la última esperanza para que la Humanidad se salve de sus despiadados enemigos.

Aunque son muchos los enemigos del hombre, la amenaza más extendida y constante son los Orkos, una raza alienígena sádica y bárbara cuya pasión por la violencia no conoce límites. Los Orkos están permanentemente en pie de guerra. Viven solo por el placer de la batalla y para causar toda la devastación y el derramamiento de sangre que puedan. Aunque los Marines Espaciales y la Guardia Imperial salvan a muchos planetas de ser arrasados por los Orkos, esas victorias tienen un alto coste en términos de bajas militares y civiles.

En contraste con la brutalidad directa e irreflexiva de los Orkos, las fuerzas del Caos son una amenaza mucho más insidiosa para los ciudadanos del Imperio, cansados ya de la guerra. Hace diez mil años, cuando el Emperador alcanzó el poder, los dioses del Caos enviaron al corazón y a la mente de los Marines Espaciales susurros psíquicos que prometían la inmortalidad y un poder ilimitado. Muchos traidores sucumbieron a la influencia del Caos. De hecho, en una guerra civil apocalíptica conocida como la Herejía de Horus, la mitad de los Marines Espaciales renunció a sus votos al Emperador y abjuró de su lealtad hacia los Marines Espaciales, sus hermanos. Tras grandes pérdidas en ambas facciones, el Emperador acabó por aplastar la rebelión en un acto de supremo sacrificio. Los Marines Espaciales heréticos que sobrevivieron no se han arrepentido y todavía siguen a los dioses del Caos haciendo la guerra contra el Imperio y luchando incesantemente contra el justo reinado del Emperador.

Además de la muerte y la destrucción que causan los Orkos y las Fuerzas del Caos, otras amenazas se ciernen sobre la Humanidad. Y es que, además de los alienígenas sedientos de sangre, de los demonios desconocidos y de los herejes pertinaces, hay otro enemigo, los restos de una raza antigua y poderosa, los Eldars.

El núcleo del terrible ejército Eldar son los Guerreros de la Senda, luchadores rápidos y poderosos cuyas habilidades mortales han llevado a la perfección. Con sus poderes psíquicos sin par y su avanzada tecnología, los Eldars luchan para salvar la Galaxia, pero desean destruir a la raza humana en el proceso.

Estamos en los albores del 41º milenio: ruge la batalla, mueren millones...

 

 

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